jueves, 26 de junio de 2014

NO ESCOGÍ TU VESTIDO POSTRERO



                                                                                           Lamento que jamás nos despedimos…
                                                                                                                       Javier Ávila

No escogí tu vestido postrero
lo dejaste tendido sobre tu cama
donde después de dos años, once meses y diecisiete días aún yace tu cartera,
y tu bulto con la ropa y las demás cosas que habías traído a mi casa.
Todo está casi intacto
sobran las telarañas, el polvo, el abandono,  la ausencia inoportuna,
la soledad añeja.
Mucha ropa y zapatos y prendas y cosméticos y cosas y cosas,
muchas cosas tuyas.

No escogí la caja que guardaría tus restos
no recuerdo el color
solo el mínimo detalle de que ya no eras quien eras,
que no pude mirar más que una vez el cuerpo que te suplantaba:
extraño, ajeno, vacío, profano;
sin expresión de ti misma.
Cuerpo que no toqué,
cuerpo que no despedí,
cuerpo que quedó vacío de tu amor y el mío.

No escogí el mensaje que se imprimiría en tu tarjeta fúnebre
mucho menos escribí lo que no podía decir
ni lloré las lágrimas que se habían petrificado,
ni grité los gritos que se habían quebrado.
Solo estuve allí como una autómata,
como un extra en la película de la que era protagonista.
Hoy día aún te busco en cada cosa viva a mi alrededor
y me enfurece encontrarte en mis sueños otra vez muerta,
o enojada conmigo,
sin quererme.

No escogí este conjuro que me tortura
porque tú sí me querías.
Ahora que soy madre de la nieta que no conociste
comprendo inútilmente lo que ya no existe.

Inconcluso.S

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