sábado, 17 de enero de 2015

CARTA ABIERTA A MI HIJA

A Sofía Valentina
Querida hija:
Todas las noches, mientras duermes, te miro y tu rostro ilumina mi corazón. Sin fallar, al menos una lágrima brota, otras veces un llanto y alguna vez, una congoja. Pienso en el día y en todo el tiempo que invertí regañándote, gritándote o castigándote. Disciplinarte es el trabajo más difícil que me ha tocado hacer. ¡Y mira que amo trabajar, tú (que te has quejado de eso) bien lo sabes.