jueves, 9 de junio de 2011

¿Existen las musas?*

                        "Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos,
                         que, después de destruir la sacra ciudad de Troya,
                         anduvo peregrinando larguísimo tiempo".
                                                                              Homero, La Odisea

     La inspiración es un estímulo que se produce instantáneamente y sin esfuerzo. Para el oficio de la escritura y de todas las bellas artes, la visita de las musas es un fenómeno extraño conocido como inspiración. Se trata de las ideas que no suelen acudir cuando se quiere, sino cuando menos se espera. Misteriosamente, así… acuden de pronto.

    Según  la mitología griega las musas son cantoras divinas engendradas por Zeus y Mnemósine, nacidas de nueve noches de amor entre éstos. Estas ninfas poseen virtudes proféticas capaces de inspirar toda clase de poesía, así como de narrar a un tiempo el presente, el pasado e incluso el futuro. Se presentan como cantantes en las fiestas de los dioses, y forman parte del séquito de Apolo. Su primer canto fue el de la victoria de los dioses del Olimpo sobre los Titanes y el establecimiento de un nuevo orden cósmico. También se cree que acompañaban a los reyes, dándoles las palabras necesarias para gobernar, inspirándoles sabiduría y otorgándoles la virtud de la justicia y la clemencia, con la que se ganaban el amor de sus súbditos.

    
    Según el poeta Hesíodo existen nueve musas: Clío, la que ofrece gloria; Euterpe, la muy placentera; Talía, la festiva; Melpómene, la melodiosa; Terpsícore, la que deleita en la danza; Érato, la amable; Polimnia, la de muchos himnos; Urania, la celestial y Calíope, la de bella voz.


     A partir del siglo IV a. C a cada musa se le asignó un dominio o función propia dentro de la literatura. Además, se les atribuyeron una serie de emblemas característicos que son los que nos permiten reconocerlas y distinguirlas en las representaciones gráficas.


    Según Hesíodo Calíope enseñó el canto a Aquiles, el famoso héroe griego de la Guerra de Troya, y es la protectora de la poesía épica. Varias leyendas la presentan como la madre de los cantores Orfeo y Linus. A Clío se le atribuye la Historia y  la poesía heroica. Es también la madre de Jacinto, compañero de Apolo. Érato es la musa de la lírica coral, especialmente de la poesía amorosa. A Euterpe se le atribuye la poesía lírica y  la música; a Melpómene la tragedia, y a Polimnia el arte de la pantomima. Talía es la protectora de la comedia. Terpsícore es la musa de la danza y de los coros dramáticos; varias leyendas le atribuyen la maternidad de las sirenas. Urania es la protectora de los astrónomos y los astrólogos.


    De acuerdo a la mitología griega, las musas deleitaban a Zeus y a los demás dioses en el Olimpo con sus coros e himnos. Otras veces descendían a la Tierra, actuando de mediadoras entre lo divino y los seres humanos gracias a la inspiración que transmitían.


    Hoy día la búsqueda de las musas puede ser interminable y casi tan afanada como la acción de crear. En la actualidad todavía hay artistas que las invocan, de diversas formas, para obtener la ansiada inspiración.  La escritora Isabel Allende ha confesado innumerables veces que comienza siempre sus obras el día ocho de enero. Cuentan que Borges se sumergía cada mañana en una bañera de agua caliente para meditar si podía o no sacar partido literario de lo que acababa de soñar. Gabriel  García Márquez, por su parte, prefiere escribir  con una flor amarilla sobre el escritorio. ¿Acaso se trata de métodos para atraer las musas?


    La esposa de José Saramago ha dicho públicamente que cuando el escritor está apático y  falto de inspiración para escribir es cuando está a punto de recibir el soplo de las musas. Muchos artistas y escritores no pierden lápiz y papel para escribir cualquier idea que les asalte de pronto: a mitad del sueño, en el tren, en la oficina, en  la autopista. Donde sea. ¿Será que tantos siglos después siguen rondando la Tierra las hijas de Zeus? Posiblemente.


    Mitológicamente hablando, sí, existen las musas. Quizá en el mundo moderno ya no se llamen Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Érato, Polimnia, Urania o  Calíope, pero   -mito o realidad- lo cierto es que aún los artistas contemporáneos idean maneras de atraer la inspiración. Llámense como las llamen estas cantoras divinas siguen descendiendo a la Tierra como palabras, figuras, imágenes, música… Son la fuente mítica que inspira las artes.

        *Este artículo fue publicado en la revista Letras Nuevas, 2007, Año 2, Número 2.

2 comentarios:

  1. Y tú, Consuelo? Cómo atraes a tu musa cada vez que escribes una página nueva en tu libro? (libro que estamos esperando. Pero, no te sientas presionada) ;-)

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  2. Aún no he identificado que tenga un ritual. Pero puedo decirte que mi musa ha tenido muchos nombres. La que me inspira el libro actual se llama Sofía Valentina. (Las otras musas han tenido nombres masculinos).

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